Friday, July 22, 2011

El mito del Eterno Retorno


El mito del Eterno Retorno
Abel Ibarra

Existe una gleba electoral subvencionada monetaria y emocionalmente por Chávez que tiene una cabeza borbónica: no olvida ni perdona, a lo que habría que agregar que tampoco aprende, aparte de que tiene un corazón que no escucha el rumor de la calle y se contenta con seguir a pie juntillas el soliloquio de sus latidos mezquinos que no les permiten ni siquiera leer la prensa.
Cuando el otrora Júpiter tonante se vio obligado a confesar que sufría una grave enfermedad (no la nombro por Cábala), comenzaron las plañideras a destajo a jurarle su amor eterno (no vaya a ser que se recomponga) y a lamentarse de que éste pueda no regresar a su pasado de super héroe jactancioso, porque sin él “no se sabe que va a hacer la oposición con nosotros”.
Bueno, la oposición en sus distintas vertientes, porque de eso se trata la democracia, de la diversidad de opiniones como la gasolina que hace mover la vida política civilizada, ha dicho a través de sus voceros de la Mesa de la Unidad Democrática que derrotar a Chávez marca el comienzo de la reconciliación entre los venezolanos, que nos hemos visto obligados a medio vivir en un charco de odio, chantaje y exclusión, que dejó por fuera todo sentido de convivencia.
Todos los precandidatos de la oposición, en un empeño plural por zanjar este barranco de diferencias que nos acogota, han declarado que un objetivo fundamental es conquistar precisamente “el pueblo chavista”, ese mismo que en el pasado votó por varios de los partidos que hoy conforman la Mesa de la Unidad, pero que cayó bajo el embrujo fetichista de un alucinado que trajo consigo un desastre peor que la enfermedad que prometió curar y, ahora, están del “viaje de regreso del sueño”, como diría nuestro  Andrés Eloy Blanco, trovero, venezolano y universal.
Un claro ejemplo de esa real intención reconciliatoria la están dando dos amigos muy cercanos, viejos militantes de Acción Democrática, Rafael Marín y Henry Ramos Allup, quienes, conscientes de los errores cometidos en el pasado, se han enmendado la plana ellos mismos siguiendo la pauta de aquel Fénix que se fabricó alas nuevas de sus propias cenizas.
Rafael Marín, luego de haber tenido una larga figuración en organismos públicos y una ascendente carrera dentro de su partido, llegó a ser Secretario General, hasta que  en unas elecciones internas perdió esa posición frente a Ramos Allup, quien ha tenido que asumir con éxito la reconstrucción de partido y se ha convertido en una de las espinas que más se le clava en los zapatos a Chávez.
Rafael, dicho sea de paso, la está contando de lavativa porque, cuando estaba al frente de su cargo y siendo diputado a la Asamblea Nacional, se convirtió en una importante figura de la oposición y Chávez (quien fuera su subalterno cuando era teniente especializado en sancochos por los lados de Apure y Rafael su Gobernador) le ordenó al lengua mocha de Freddy Bernal, perito en emboscadas, que lo sacara de juego y éste obedeció mandando a sus hordas a clavarle una viga doble “T” en la cabeza.
El bravo del Rafael se salvó por una ñinguita y se tuvo que ir con un asilo político a España, no fuera a ser que Bernal quisiera probar nuevamente puntería con su testa dura.
Ahora está de vuelta a su partido y será recibido por Ramos Allup en un acto especial de la reconciliación, en el cual Marín va a encabezar la reincorporación de 1500 ex adecos, ahora ex chavistas que se cansaron de los afanes del bravucón, que se hizo pasar por potro vengador denostando hasta de la Iglesia y ahora es una potranca zaina conversa.

Monday, July 18, 2011

Toda revancha es necia


REVISION SEMANAL
Especial para elpolitico.com

Toda revancha es necia

         Si exceptuamos el boxeo, donde puede ser un aliciente para el público o el pugilista perdedor, toda revancha, sobre todo en política, se convierte en una necedad de impredecibles consecuencias.
         Los exitosos constructores de futuro que en el mundo han sido: Lincoln, Churchill, De Gaulle, Adenauer, Rómulo Betancourt, Luther King, Mandela, Deng Xiaoping, Gandhi, Suárez-González-Aznar,  para sólo mencionar algunos de los más rutilantes, se cuidaron bien de no chapotear en el fango de las venganzas del pasado, lo que les facilitó asegurar la paz y la gobernabilidad para el progreso de sus naciones.
          Por eso nos entusiasma que opositores cubanos que han sufrido la infame represión del comunismo castrista, no se hayan dejado embrutecer por el odio, y hayan presentado un inteligente programa para la transición en Cuba. El proyecto de acuerdo, que reclama democracia, pluralismo, libre comercio y respeto a los derechos humanos, reconoce con realismo la inevitabilidad de entendimientos 
con el fracasado régimen imperante en la isla.
         Detrás de la proposición están nombres prestigiosos de la resistencia al comunismo como los de Oswaldo Payá, Guillermo Fariñas, Laura Pollán, Elizardo Sánchez, Berta Soler , Regis Iglesias y Héctor Maceda.
         En lo atinente a Venezuela, la oposición plural reunida en torno a la Mesa de Unidad Democrática (MUD), se mantiene en la línea de buscar la reconciliación entre los venezolanos, bajo la comprensión que el odio y la división sembrados por Chávez, no pueden prevalecer.
         Los líderes de la oposición protegen la unidad como un factor clave, al tiempo que buscan con deliberación y empeño abrir canales para el diálogo con los chavistas, porque todos los sectores son necesarios para la reconstrucción nacional. Chávez ha humillado a todo el mundo, incluso a sus propios seguidores y hay un millón de razones para rechazarlo. Pero con criterios de justicia y no de venganza. El y los cien esbirros que lo rodean, deben ser sancionados por sus jueces naturales, pero el resto de los venezolanos deben reconciliarse y trabajar juntos para superar sin traumas y lo más rápido posible, la devastación causada por el llamado socialismo del siglo XXI, o neo comunismo.

Derek Jeter el mestizo amable

         El campocorto Derek Jeter, carismático capitán de los Yanquis de Nueva York, acaba de completar una de las más deslumbrantes hazañas del béisbol, batear tres mil hits. Y esto es más significativo si registramos que grandes héroes de la historia de los Yanquis, como Babe Ruth, Lou Gehrig, Joe Dimaggio y Mickey Mantle, estuvieron lejos de alcanzar esa marca.
         Jeter es un modelo de disciplina y dedicación a su trabajo de pelotero. Nunca ha estado vinculado a escándalos dentro o fuera del terreno de juego. El fantasma de los esteroides jamás mancilló su imagen de muchacho favorito de la ciudad de Nueva York. A él se le puede aplicar el lugar común: es un ejemplo para chicos y grandes.
         Y hay otra cosa a destacar en el gran paracorto de los llamados Bombarderos del Bronx: el es un airoso representante del mestizaje que cada vez más se impone en la variada nación norteamericana. Jeter es hijo de un caballero afroamericano (no se le puede llamar negro porque sería políticamente incorrecto) y una dama rubia (si se le puede llamar blanca porque no es políticamente incorrecto). Jeter, como el Presidente Obama, es un mestizo, paradigma del éxito de los que trabajan duro en una sociedad de oportunidades.  

                           Barbarismos

         El creciente bilingüismo que va parejo al despliegue de la globalización planetaria, obliga a los idiomas a defenderse de los que es contaminante por innecesario, al tiempo que aconseja asumir los giros y vocablos que hacen falta para enriquecer la lengua.
         En el caso del castellano, especialmente el que hablan en los Estados Unidos decenas de millones de hispanoparlantes, la amenaza se concreta en el uso de palabras que no hacen falta, porque tienen un adecuado correspondiente en español, verbigracia, decir mandatorio por obligatorio, accesar por acceder o experticia por experiencia.
         Estos anglicismos indeseables, en los ejemplos aportados traslados directos del inglés al castellano, son llamados barbarismos. La palabra es de origen griego y alude a lo extranjero, desconocido, incivilizado, salvaje, etc.
         El Diccionario panhispánico de dudas nos orienta acerca de los términos aceptables porque coadyuvan al esplendor del idioma, y, de los repudiables por inútiles y confusionistas.  

Friday, July 1, 2011

¿Gigante con pies de barro o barro con pies gigantes? *



La gran vocación norteamericana por hacer algo por los demás, independientemente de que nos lo agradezcan o no, se ha ido profundizando y complicando en el transcurso de los años. Además de los enormes gastos que significan organizaciones internacionales de todo tipo (en las que invariablemente la parte fundamental de la cuenta de gastos nos pertenece) están los planes de ayuda bilateral, multilaterales, y muchos otros. Ni siquiera trataremos el tema de los enormes recursos empleados en defender a otros o impedir masacres. Como si fuera poco, en 1944 se creó una más: El Fondo Monetario Internacional. Esta Organización fue blanco de la ira de la izquierda extrema hace algunos años y es parte importante ahora del asombro mundial  por el comportamiento de su Presidente hasta hace poco: Dominique Strauss-Kahn.
Como genialmente nos explicó el Presidente Reagan, el gobierno es la organización perfecta para crear instituciones que nunca más serán abolidas, no importa si hacen falta o no. El papel del gobierno aquí lo hacen las organizaciones internacionales, el “gobierno mundial” a todos los efectos de analogismo para asociarlo con esta parte de lo que Reagan nos dejó heredado de su genialidad política.
Como en casi todos los casos, el FMI nació obedeciendo a una necesidad de su época. No importa que la necesidad se terminara, nunca más se plantea ni se planteará su desaparición, pese a que su inutilidad en esta época es evidente y lo peor, que significa un gran costo para nosotros, los contribuyentes norteamericanos.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, con su gran devastación en una gran parte del planeta, la humanidad se planteó re-ordenar el sistema monetario, una tarea imprescindible para fomentar el comercio internacional, las inversiones y la reconstrucción económica, entre otras imperiosas urgencias. Se organizó la Conferencia de Bretton Woods para crear las bases de ese sistema, en un época (y esto es más que importante) en que el dólar estaba respaldado en oro (de ahí su universalidad reconocida por todos los participantes) y las demás monedas tenían una paridad definida con el dólar. Por supuesto que esto implica una relación bien clara y definida de todas las monedas con el patrón oro, de forma directa o indirecta.
El papel del Fondo era bien claro: estabilizar aquellas economías con dificultades a través de préstamos de corto plazo para evitar las torrenciales devaluaciones a que nos acostumbraban y sus nefastas consecuencias. Esas manipulaciones del valor monetario eran actos disfrazados de proteccionismo, barreras aduanales no declaradas, atraco forzado de las riquezas de los países colindantes, y otras lindezas por el estilo, que exacerbaban las ventajas temporales de tales acciones a costa de una tendencia depresiva a largo plazo, de un empobrecimiento de las naciones y una barrera a la recuperación económica verdadera, basada en la estabilidad, el desarrollo, la competitividad verdadera y el crecimiento sostenido.
El sistema funcionó porque su existencia era un impedimento a la volatilidad dislocada por las necesidades a corto plazo, una manera de estabilizar las tasas de cambio sin intervenir en ellas, permitiendo que el concepto mismo de estabilidad a mediano y largo plazo estabilizara las monedas.
En los años 70, de triste recordación por lo que significaron en la declinación de nuestra sociedad, en nuestros centros de poder y de gobierno se generó el extraño concepto de que olvidando el concepto tradicional sobre el valor de la moneda y gastando (como le gusta este concepto a muchos, sobre todo cuando no tienen responsabilidad en pagar las cuentas) mantendrían el desempleo en niveles bajos y la economía funcionando para crecer continuamente. De forma directa e indirecta se acabó con las tasas de cambio fijas. Con un poco de claridad mental se podía entender que también se declaraba inexistente por irrelevante, al FMI.
Pero no existe el suicidio administrativo o institucional. El FMI se contorsionó y se transformó totalmente. En vez de ayudar a mantener la estabilidad cambiaria se convirtió en un prestamista con poderes excepcionales para exigir los pagos, incluyendo las medidas más impopulares para permitir el financiamiento de esos pagos. El Keynesianismo intrínseco en el pensamiento de muchos desató las peores recetas y excesos Keynesianos: devaluación monetaria y aumento de impuestos, forma draconiana de bajar el nivel de vida de todos para permitir los pagos. Que nuestro país recupere los billones de dólares que le pertenecen si liquidan al FMI es un premio adecuado a la desaparición de tal anacronismo histórico.
Y merece la pena insistir, pese al mito más generalizado de dar lo contrario como una verdad sin necesidad de demostración en entender la realidad. El  Keynesianismo surge como una de las consecuencias del  “crack” bancario de 1929, del pánico por la caída de la Bolsa, y otros factores desencadenantes de lo que desde entonces se llamó “La Gran Depresión”. La búsqueda desesperada de una receta curativa trajo al Keynesianismo. Eso ocurrió en 1929 y en toda la década de los años 30 el problema siguió, igualito, pese a las recetas Keynesianas, a las grandes obras públicas para aumentar el gasto, a la creación de la Seguridad Social, a la incesante alabanza a la Teoría Keynesiana de la gran prensa, de la intelectualidad y la clase política “progresista” que contribuyeron a crear ese mito.
Hitler con la ese frenesí de poder y superioridad que trajo la  Segunda Guerra Mundial,  fue el verdadero y único factor que acabó con las consecuencias de la Gran Depresión. La situación internacional que convierte a Estados Unidos de América en la Fábrica del Mundo para defenderlo, en el Granero del Mundo para alimentarlo y en el Ejército del Mundo para pelear por la libertad, es quien transforma la Depresión en Expansión. Millones de hombres destinados a defender el mundo son sustituidos en sus puestos en Fábricas, Granjas, Minas y Oficinas. Tienen que incorporarse millones de mujeres y se crea el más poderoso incentivo al crecimiento y a la prosperidad, la demanda real, los bienes duraderos, son acompañados después al Plan Marshall para reconstruir Europa y al Plan MacArthur para reconstruir Japón. Ese fue el cambio que trajo la reversión de la Depresión y no el Keynesianismo.
Jamás la Humanidad ha conocido tal bonanza económica como la de la Sociedad Norteamericana en el período desde la Segunda Mundial hasta los años 60. ¿Por qué las naciones cometen errores de los que les resulta muy difícil recuperarse? Cuando tengamos esa respuesta nos explicaremos como los flautistas de Hamelin de la Economía Norteamericana de los años 70 nos pusieron al borde del abismo imprimiendo billetes, aboliendo la paridad y creando un grandísimo problema inflacionario. Las sanas políticas de Reagan recuperaron la salud económica perdida. Y no se trata simplistamente de hablar de Demócratas o Republicanos. John F. Kennedy aplicó las mismas políticas que Reagan, con igual éxito. Richard Nixon todo lo contrario. Los Presidentes son personas influidos por mitos y leyendas y con su propia mente y su sentido de cómo les tratará la Historia.
En la situación actual pareciera que el destino nos juega la misma mala pasada de los años 29 al 39. La burbuja que explotó en el 2008 siguió con las mismas consecuencias en el 2011 y nadie sabe cuándo terminará. Las mismas políticas Keynesianas de los 30 traen los mismo horribles resultados hoy. Decenas de años lleva la Reserva Federal imprimiendo billetes sin respaldo, el Congreso y la Administración gastandolos por encima de sus capacidades y la economía sufriendo por los impuestos y las regulaciones asfixiantes. ¿Puede competirse en igualdad de condiciones con otros países con menores gastos?
Mirar a nuestro alrededor nos enseña la necesidad de hacer un alto y poner las cosas en su sitio. No se pueden otorgar más derechos que recursos existan para asegurarlos. No se puede dar más ayuda que el dinero existente para cubrirla. No se pueden dar más beneficios que presupuestos para pagarlos. No se puede tolerar tener un gobierno que gasta más que lo que los contribuyentes destinan a ello. Eso es verdad a escala de las ciudades, de los condados, de los estados y de todo el país. Hace unos meses los ciudadanos de Miami-Dade decidieron poner un alto a ese descontrol del gobierno por encima de los ciudadanos que lo eligen. Es el principio de una ola de conciencia que recorre al país. Hay que volver a la sanidad mental y tener un país como lo necesitamos los ciudadanos, no como lo quieren los políticos.
  • Dr. Fernando Dominguez, Economista.