Jueves, 1 de noviembre de 2012
TALONES
DE AQUILES
Antonio
A. Herrera-Vaillant
Hace años el analista Fausto Masó declaró que el peor
problema de Hugo Chávez es estar rodeado de la gente menos de fiar de toda
Venezuela. Su certera observación subraya que raras veces en la historia se ha
visto un régimen tan frágil, pendiente de un débil hilo mortal para existir.
Chávez -a pesar de sus descarados abusos de poder- ha
sido una especie de Darth Vader político por su innegable conexión emocional
hacia amplios segmentos de población encarnados en una prepotente vulgaridad.
Frente a semejante taumaturgo hay que enfilar con
mucha precisión los cañones políticos, sin caer en deslices que le favorezcan.
La oposición brasileña, con gran inteligencia, rara
vez enfrentó a Lula, indiscutible ídolo de masas: enfiló baterías sobre su
corrupto entorno, reventando a más de uno de los principales colaboradores. Así
logró limitar al taimado dirigente sindical.
No siempre se puede arremeter a la cabeza de un
monstruo; pero todo Goliat tiene su talón de Aquiles, y en este caso el talón
es la caterva humana que le rodea cual moscas en la hez.
Venezuela tiene ahora una nueva oportunidad para
ampliar el espacio político de su acorralada democracia.
Las grotescas postulaciones - a dedo caprichoso del
caudillo - de candidatos a gobernaciones del país, abren toda una brecha de
opciones para recuperar terreno y elevar los ánimos libertarios.
Comenzando por Anzoátegui, con un fracasado exalcalde
caraqueño; hasta el Zulia, con un fementido traidor tachirense -ambos, por
cierto, producto de la IV República- el engreído déspota demuestra su desprecio
por las regiones, y de paso saca a plena luz la pésima calidad de sus secuaces
políticos.
Por eso -lejos de gastar energías royendo los
indudables logros de la oposición unida y de su gallardo candidato, o
reviviendo desacreditados mitos sobre fraudes electrónicos- es momento para
redoblar esfuerzos y aprovechar el próximo 16 de diciembre.
Allí el reto no será vencer la figura de un tótem
convaleciente sino al circo de cortesanos que postula como capataces en las
regiones, convirtiéndolas en basurero y donde envía a cuanto fracasado enreda
aún más a su incompetente régimen.
Ahora la oposición inteligente de Venezuela tiene una
importante posibilidad de asestar una fuerte derrota a la cuerda de nulidades
que -sin luz propia- rodea y enreda al menguante caudillo.
Quizás no sea momento de asestar un jaque mate
decisivo al demacrado ícono, encerrado en su torre, sino para desbrozar
espacios, estado por estado, demoliendo al paso muchos podridos cimientos que
la sostienen.
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