Confieso que se me arrugó el alma al ver por TV a María Corina Machado en su lecho post operatorio. Me dio rabia ver aquella cara de criolla luminosa, mancillada por los golpes de la patana pagada por Diosdado, el muérgano mayor.
El teniente Diosdado Cabello, a quien llamaban en la academia militar Diabliodado, por su sadismo contra los cadetes más jóvenes, es un hombre pequeño de cuerpo y espíritu, codicioso, represivo, prisionero de una ambición desmesurada y una amoralidad también sideral.
María Corina es bella como un amanecer en el Alto Orinoco, una Flor de Mayo en el rocío o un niño que aprende a leer. Es además inteligente y culta, patriótica y sobre todo valiente.
Diosdado y sus esbirras son más feos que pegarle a la mamá, envalentonados contra los más débiles, como los azotes de barrio, a fin de cuentas, atrapados en una cobardía repugnante. Son atropelladores contra el indefenso, pero miedosos como el perrito descrito por Andrés Eloy Blanco, que esconde sus bríos “cuando hay un perro grande que le enseña los dientes”.
Diosdado o mejor Diablodado, finge su chavismo porque su propósito verdadero es defenestrar al infeliz Maduro. No les perdona a Chávez y a los hermanos Castro de Cuba que no lo hayan escogido a él como sucesor. Se acompleja frente al grandulón Maduro, aunque el enanismo político los cubre a los dos.
Maria Corina, William Dávila, Julio Borges y todos los maltratados por los pandilleros de Diosdado, están cobijados por el amor del pueblo. Es imposible rendirlos y verán en su hora exacta la recompensa de una patria libre del neo comunismo chavista y el fascismo de Diosdado.
Es bueno que sepan Diosdado y sus malandros que están identificados. No se olviden los aliados del teniente sedicioso y el chavismo (los Vargas, Sarría, Berruecos, Chacón, Escotet, los narcogenerales, los Lula, Putin y Kirchner, los impresentables Correa, Evo, Zelaya, Lugo y Ortega, los chinos sedientos de petróleo barato…) que, como dicen los muchachos: están pillaos. Que lo mejor que hizo el Creador fue un día tras otro.
La oposición democrática no es revanchista. El presidente electo Capriles Radonski, Ramón Guillermo, Ledezma, María Corina, Borges, Dávila, Ramos Allup, Petkoff, Ocariz, Velázquez, Medina, Tarre, Fernández, Simonovis, Rivero, Barreto, Pérez, Gabaldón, Albanez, Martín y todos los demás, predican con lealtad la reconciliación entre los venezolanos. Pero tendrá que haber una Justicia para los criminales como Diosdado.
Mientras tanto María Corina, con su nueva cara que es siempre la misma hermosa, seguirá siendo la reina de corazones de los venezolanos esperanzados.
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