Por Armando Ribas
Las próximas elecciones de Estados Unidos trascienden las fronteras. Por ello la prédica del imperialismo americano, denominado en la actualidad como la hegemonía americana, requiere una explicación profunda. En la realidad la denominada hegemonía americana, ha sido un factor determinante e imprescindible para mantener un mundo supuestamente liberal. Es decir que la misma no ha tenido el propósito de dominar al mundo, sino de evitar que fuera dominado. Desde el punto de vista opuesto del nacionalismo, la hegemonía americana es la expresión del imperialismo descripto por Lenín como la etapa superior del capitalismo. Es decir cuando los capitalistas ya no pueden explotar a sus congéneres exportan capital para explotar a los extranjeros.
Me preocupa, no obstante que es en los propios Estados Unidos donde ante las presentes elecciones, se ha desarrollado la discusión sobre las desigualdades de ingresos. La desigualdad de ingresos puede originarse, bien en la creación de riqueza o en el reparto de la misma. En el Foreign Affaire de nov/dic del 2011, George Packer escribió un artículo sobre la desigualdad y la declinación social de Estados Unidos. En el mismo muestra que entre 1979 y el 2006 el ingreso del 10% más rico aumentó un 256% y pasó a representar el 23% del ingreso nacional.
Aparentemente para el Sr. Packer, esta evolución del ingreso significa la declinación del sueño americano, pero en ningún momento se pregunta cuál es la alternativa para evitar ese proceso. Demás está repetir que el sueño americano puede considerarse universal, pero la diferencia es que en Estados Unidos puede llevarse a la realidad. Ya en América Latina hemos aprendido que la distribución del ingreso se determina en gran medida a través del reparto. Es decir, que Packer no se plantea el hecho de la creación de riqueza, sino que aparentemente la toma por dada. Por tanto la conclusión es que la creciente desigualdad surge de una mayor explotación del hombre por el hombre.
Hoy esa alternativa está planteada entre Mitt. Romney y Barack Obama. Es decir el presidente representa hoy una alternativa al sistema que creara la posibilidad de hacer realidad el sueño americano al sueño americano. El sistema creado precisamente por los Founding Fathers, que se tradujera en la Constitución de 1767 y el “Bill of Rights” de 1801. No fue entonces por casualidad que Estados Unidos en solo cien años se convirtiera en la primera potencia mundial.
El otro aspecto en cuestión es la supuesta declinación de la hegemonía americana. Así me voy a permitir citar otro artículo del Foreign Affaire de Jul/Ago del 2012. En el mismo Robert Kehoane “Hegemonía y Después” concluye que la presión de los votantes por los beneficios del bienestar (Welfare) compiten con la demanda de gasto militar y no militar en las relaciones internacionales. Me voy a permitir entonces considerar que el mayor riesgo de declinación de la hegemonía americana, surge de la pretensión del presidente Obama de sustituir el sistema político americano del Rule of Law por el denominado estado de bienestar. (Wellfare State)
Diría que estas elecciones de Estados Unidos significan un replanteo fundamental del sistema que permitió la libertad en el mundo. En ese sentido la posición clara de Paul Ryan es significativa en el sentido de haber planteado la verdadera alternativa que se enfrenta. La denominada hegemonía americana ha sido el producto de su fuerza económica lograda conforme al sistema que hoy se encuentra amenazado por la falacia de que la derecha fuera la causante de la crisis del 2008. Se olvida o se pretende ignorar que la misma fue el resultado de una violación del sistema que fuera la demagogia implícita de la ley “The Community and Reinvestmet Act” promulgada por James Carter. En la misma se reconocía el derecho de todos los americanos a una casa propia y ello determinó la especulación que terminara con la burbuja financiera.
En función de esa creencia se ha producido la creciente confusión entre democracia mayoritaria, que como reconociera Nietche era equivalente al socialismo, y el Rule of Law donde prevalecen los derechos individuales. Por esa misma razón se confunden en el léxico político el liberalismo con el conservadurismo. Se ignora que del liberalismo derivó el sistema ético, político y jurídico que Marx denominara capitalismo. El conservadurismo es una actitud respecto a la vida y refleja los valores que se sostienen como tales. Por ello es necesario reconocer que el éxito logrado ha sido la consecuencia del sistema y no de los supuestos valores a priori de la sociedad.
En la actualidad se considera que Romney ha cambiado su postura hacia el conservadurismo. Así se dice que en su oportunidad estuvo a favor del aborto y del matrimonio homosexual, Se ignora por tanto que en el sistema liberal que reconoce el derecho a la “búsqueda de la propia felicidad” se pueden tener diferentes valores, en tanto y en cuanto no se violen las normas del sistema, y en ello consiste el principio mismo de la libertad. La diferencia fundamental reside en el role del gobierno en la sociedad. Así podemos ver que durante la presidencia de Obama el gasto público en Estados Unidos ha alcanzado cerca del 40% del PBI por primera vez en su historia.
Muy diferente es el caso de Europa, cuya crisis es el resultado del sistema del Estado de Bienestar. Así podemos ver que en los principales países de la Unión Europea el incremento considerable del gasto público determinó la caída en el crecimiento económico, y finalmente la crisis que se padece. Recientemente el BCE ha decidido comprar los bonos de los gobiernos en crisis. Ello implica una política monetaria expansiva que en los momentos actuales es imprescindible. Ahora bien es igualmente razonable la posición del presidente del Bundesbank, que requiere que se corrijan los desequilibrios internos de los países en quiebra. El error a mi juicio es creer que esa corrección del desequilibrio es posible para esos países sin salir del Euro. Hoy ya se ha mostrado que Alemania también está padeciendo la crisis.
Es asimismo un hecho manifiesto en la actualidad que las diferencias ideológicas con los Founding Fathers no provienen necesariamente de los inmigrantes latinoamericanos, sino que se manifiestan igualmente entre los “whites anglosaxons”. Tanto Roosesvelt como Kennedy, Johnson y Carter no son hispanics y a mi juicio han venido representando en gran medida la peligrosa alternativa que se presenta en las actuales elecciones. Y permítanme insistir en el New Deal como expresión del comienzo de la filosofía que amenaza hoy la hegemonía americana. Por tanto sugiero que tomemos conciencia de los argumentos expresados por Paul Ryan en defensa del sistema que permitió la consecución del sueño americano, a fin de que no continúe la declinación y que finalmente se pierda la hegemonía americana. En otras palabras es imprescindible que Estados Unidos no siga los pasos de la Union Europea, se comprenda la falacia de la Civilización Occidental y no se ignore la diferencia abismal entre la filosofía angloamericana y la franco-germánica. Como bien señala Ayn Rand los europeos jamás han comprendido la noción americana de los derechos individuales.
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