Mauricio Funes otra sorpresa
alexisortiz@elpolitico.com
Ha tenido la sabiduría de eludir la incorporación de El Salvador al ALBA de Chávez
Fui de los que en el 2009, durante la campaña electoral salvadoreña, escribí repetidamente mi inquietud por la elección de Mauricio Funes, como presidente de esa nación centroamericana.
El hombre había sido el candidato del grupo ex guerrillero castrista FMNL y El Salvador venía de 20 años de gobierno de ARENA, un partido que tuvo alientos fascistas en su infancia y paulatinamente se democratizó.
Pero así como ARENA con la experiencia de gobierno cambió de rostro para bien, ahora parece que el FMNL, con una experiencia similar, sino cambió sustantivamente de ideología, por lo menos se resignó a vivir en Democracia.
Lo importante es que Mauricio Funes, que hizo carrera como periodista de prestigio, credibilidad y alta audiencia, que hasta corresponsal de CNN fue, resultó no sólo un candidato ganador, sino hasta ahora también un presidente sensato.
Aunque sus logros en materia de salud, educación, ambiente, seguridad, derechos humanos, vivienda y protección social, han sido más bien modestos, no es posible desconocer su intención de avanzar en la lucha contra la pobreza y por la tranquilidad de los salvadoreños.
Sobre todo en materia de seguridad, en un país diminuto (21 mil km cuadrados) y superpoblado (más de 6 millones de almas), el desafío del nuevo presidente era enorme, por la acción de las pandillas, el narco y los nostálgicos de la violencia en un país que vivió más de una década de cruenta guerra civil (unos 75 mil muertos).
Hasta ahora Mauricio Funes ha sido respetuoso de las instituciones, del pluralismo social y político, de la propiedad privada y economía libre, o sea, exactamente lo contrario de lo que nosotros temíamos.
Y sobre todo ha tenido la sabiduría de eludir la incorporación de El Salvador al ALBA de Chávez, ese concierto del aquelarre neo comunista, reaccionario, belicoso y despilfarrador.
alexisortiz@elpolitico.com
Ha tenido la sabiduría de eludir la incorporación de El Salvador al ALBA de Chávez
Fui de los que en el 2009, durante la campaña electoral salvadoreña, escribí repetidamente mi inquietud por la elección de Mauricio Funes, como presidente de esa nación centroamericana.
El hombre había sido el candidato del grupo ex guerrillero castrista FMNL y El Salvador venía de 20 años de gobierno de ARENA, un partido que tuvo alientos fascistas en su infancia y paulatinamente se democratizó.
Pero así como ARENA con la experiencia de gobierno cambió de rostro para bien, ahora parece que el FMNL, con una experiencia similar, sino cambió sustantivamente de ideología, por lo menos se resignó a vivir en Democracia.
Lo importante es que Mauricio Funes, que hizo carrera como periodista de prestigio, credibilidad y alta audiencia, que hasta corresponsal de CNN fue, resultó no sólo un candidato ganador, sino hasta ahora también un presidente sensato.
Aunque sus logros en materia de salud, educación, ambiente, seguridad, derechos humanos, vivienda y protección social, han sido más bien modestos, no es posible desconocer su intención de avanzar en la lucha contra la pobreza y por la tranquilidad de los salvadoreños.
Sobre todo en materia de seguridad, en un país diminuto (21 mil km cuadrados) y superpoblado (más de 6 millones de almas), el desafío del nuevo presidente era enorme, por la acción de las pandillas, el narco y los nostálgicos de la violencia en un país que vivió más de una década de cruenta guerra civil (unos 75 mil muertos).
Hasta ahora Mauricio Funes ha sido respetuoso de las instituciones, del pluralismo social y político, de la propiedad privada y economía libre, o sea, exactamente lo contrario de lo que nosotros temíamos.
Y sobre todo ha tenido la sabiduría de eludir la incorporación de El Salvador al ALBA de Chávez, ese concierto del aquelarre neo comunista, reaccionario, belicoso y despilfarrador.
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