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El 7 de octubre arranca una etapa de reconciliación y progreso para todos, incluso para los chavistas de buena voluntad
The only thing we have to fear is fear itself (sólo debemos temerle al miedo mismo), dijo en tiempos de depresión y guerra, el popular presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt.
Después de la multitudinaria movilización caraqueña del domingo pasado, de los grandes actos y marchas en muchos pueblos y ciudades de Venezuela, el respaldo al candidato de la unidad democrática, Henrique Capriles Radonski, demuestra que los venezolanos están dispuestos a todo para rescatar la Democracia y la Paz, que el miedo no los va a detener.
Aconsejado por su jurásico asesor ideológico, Fidel Castro, Hugo Chávez ha desatado una campaña de miedo para desanimar y desmovilizar a los venezolanos. El objetivo es producir abstención, que mucha gente deje de votar el próximo 7 de octubre.
Fidel y Chávez saben que como se ven las cosas hoy, el único camino para lograr un triunfo electoral del neo comunismo en Venezuela, es que la gente se abstenga, se asuste y no vote. De allí la campaña para desanimar a los electores.
Para crear pánico el chavismo ha llegado al insólito extremo de asesinar a ciudadanos indefensos, como acaba de ocurrir en el estado Barinas de Venezuela. Ellos no contaban eso si, con que ese horrendo homicidio iba a ser repudiado mundialmente, y, sobre todo, iba a revelar al planeta el grado de desesperación electoral de Hugo Chávez.
Chávez, más algunos antichavistas quizás con más ingenuidad que mala intención, lanzan una campaña para convencer a los venezolanos que su voto no servirá para nada, porque no hay manera de ganarle a Chávez, y si se gana él no va a reconocer el triunfo.
La verdad es que si la gente vota, como las movilizaciones indican que va a pasar, Hugo Chávez no tiene manera de ganar las elecciones, ni mucho menos desconocer la victoria de un pueblo, que saldrá por millones a la calle ante cualquier tentativa de desconocer los resultados electorales.
Ya los venezolanos, después de una ruinosa pesadilla de quince años de chavismo, no pueden ser detenidos por un caudillo desesperado por el olor de la derrota y disfrazado de susto. La gente, Dios mediante, va a votar, para que y arranque el 7 de octubre una etapa de reconciliación y progreso para todos, incluso para los chavistas de buena voluntad.
El 7 de octubre arranca una etapa de reconciliación y progreso para todos, incluso para los chavistas de buena voluntad
The only thing we have to fear is fear itself (sólo debemos temerle al miedo mismo), dijo en tiempos de depresión y guerra, el popular presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt.
Después de la multitudinaria movilización caraqueña del domingo pasado, de los grandes actos y marchas en muchos pueblos y ciudades de Venezuela, el respaldo al candidato de la unidad democrática, Henrique Capriles Radonski, demuestra que los venezolanos están dispuestos a todo para rescatar la Democracia y la Paz, que el miedo no los va a detener.
Aconsejado por su jurásico asesor ideológico, Fidel Castro, Hugo Chávez ha desatado una campaña de miedo para desanimar y desmovilizar a los venezolanos. El objetivo es producir abstención, que mucha gente deje de votar el próximo 7 de octubre.
Fidel y Chávez saben que como se ven las cosas hoy, el único camino para lograr un triunfo electoral del neo comunismo en Venezuela, es que la gente se abstenga, se asuste y no vote. De allí la campaña para desanimar a los electores.
Para crear pánico el chavismo ha llegado al insólito extremo de asesinar a ciudadanos indefensos, como acaba de ocurrir en el estado Barinas de Venezuela. Ellos no contaban eso si, con que ese horrendo homicidio iba a ser repudiado mundialmente, y, sobre todo, iba a revelar al planeta el grado de desesperación electoral de Hugo Chávez.
Chávez, más algunos antichavistas quizás con más ingenuidad que mala intención, lanzan una campaña para convencer a los venezolanos que su voto no servirá para nada, porque no hay manera de ganarle a Chávez, y si se gana él no va a reconocer el triunfo.
La verdad es que si la gente vota, como las movilizaciones indican que va a pasar, Hugo Chávez no tiene manera de ganar las elecciones, ni mucho menos desconocer la victoria de un pueblo, que saldrá por millones a la calle ante cualquier tentativa de desconocer los resultados electorales.
Ya los venezolanos, después de una ruinosa pesadilla de quince años de chavismo, no pueden ser detenidos por un caudillo desesperado por el olor de la derrota y disfrazado de susto. La gente, Dios mediante, va a votar, para que y arranque el 7 de octubre una etapa de reconciliación y progreso para todos, incluso para los chavistas de buena voluntad.
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