Antonio A. Herrera-Vaillant
Henrique Capriles Radonski viene protagonizando un fenómeno electoral único en la historia de Venezuela.
Único porque viene triunfando frente a todo el mega aparataje y recursos ilimitados de un poder concentrado jamás visto en nuestro país.
La clave de su éxito es despertar el fondo del alma del venezolana, que por naturaleza es alegre, abierta, optimista, solidaria, tolerante, y sobre todo poseedora de un irrefrenable impulso hacia la superación personal.
Con Capriles renacen los mejores instintos de la gente buena y decente de este país, en contraste con el deslave de odios y vulgaridad desatado durante 14 años por un irresponsable delirante que intenta rebajar la moral colectiva a nivel de un lumpen parasitario y resentido.
Capriles, con insistente e inquebrantable mensaje de reconciliación y reunificación de todos los venezolanos, penetra la incesante catarata de resentimiento y recelo lanzada desde la Presidencia de la República sobre toda la nación -cual cortina de humo para encubrir su total incompetencia como gobernante.
En toda sociedad existen sectores de alma criminal, repletos de odio y amargura. Madame Defarge y Savonarola son símbolos globales de bajas pasiones, y Venezuela tiene su cuota de ellas. Pero ni aquí, ni en país alguno, constituyen mayoría. Gracias a Dios.
Con electrizante energía e indiscutible valor personal, Capriles rasga la cortina de mentiras de un régimen que -para tapar su propio vacío cultural e intelectual- importa el rancio "teque-teque" que emana -cual maleficio de lúgubre cripta faraónica- desde una estancada isla, sometida por más de medio siglo a una siniestra dinastía.
Es aquella irracionalidad la que impulsa al fracasado a cometer el increíble error de afirmar que no importa si falta luz, agua, vivienda, y comida; que no importa que impere una selvática inseguridad, pues aquí se lucha por "la patria y la independencia".
Frente a un desgobierno anarquizante y amoral -comparable al imperio de los piratas del Caribe en la legendaria isla de la Tortuga- Capriles se erige como opción de racionalidad, sentido común, pragmatismo y decencia.
Capriles convoca a todo venezolano, sin discriminación, a montar un autobús que arranca por el camino del progreso, dejando atrás la tenebrosa furgoneta de funeraria que esconde a todo un atajo de hampones.
Este domingo cada ciudadano podrá desterrar el miedo, el pesimismo, la desconfianza y la duda -e iniciar con fe y alegría el camino del renacer de aquella hermosa Venezuela que vive en el corazón de Henrique Capriles Radonski.
También lo puedes ver en:
http://www.eluniversal.com/opinion/121004/venezuela-autobus-o-furgoneta
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