Tuesday, January 8, 2013

Unión y Concertación o Fracaso

Formato del Futuro…
 
 
EGILDO LUJAN NAVA
DIRECTOR FEDECAMARAS
El estado de salud del Ciudadano Presidente de la República  mantiene al país bajo una intensa incertidumbre y una gran preocupación. Es indispensable que las autoridades les informen a todos los venezolanos con claridad y pruebas, sobre el verdadero estado de salud del Jefe del Estado. Es un derecho al que apelan hoy casi 30 millones de venezolanos, y ante cuyo ejercicio constitucional no puede existir nadie con libertad de ignorarlo, escamotearlo o subestimarlo.
 
Lamentablemente, el Gobierno insiste en cabalgar históricamente sobre una tesis ideológica de polarización y antagonismo a la fuerza, lo cual imposibilita conciliar opiniones y puntos de vista sobre el hecho. A la vez que trabaja sobre la profundización de la brecha que proyecta a la Venezuela de enero del 2013 en dos bloques poblacionales: uno que acepta la convivencia bajo un régimen comunista, y otro que se opone al mismo, a la vez que insiste en su propuesta de vida bajo un sistema de Gobierno Democrático fundamentado en la propiedad privada y la libre empresa.
La evolución de los diferentes escenarios que se han creado en el país, a partir de la enfermedad presidencial, como de la culminación de un período gubernamental constitucional y el inicio de otro con fecha fija del 10-E, ha ubicado al país en  el momento de las instituciones públicas, privadas y ciudadanas, pero también del liderazgo nacional distinguido por su madurez.
 
Mientras tanto, al analizar la actual situación, emergen variantes que influyen en el juego político, siendo la de mayor trascendencia lo que  proyecta el Gobierno. Lo hace sustentado en un partido político único, que responde monolíticamente al comando de un solo hombre, quien imparte órdenes para obedecer; no para la discusión y el disentimiento. Bastaría con recordar la consigna rectora, antes de que se diera a conocer la enfermedad del Ciudadano Presidente:" Patria, Socialismo o Muerte " y que luego fue objeto de un cambio, cuando el término “Muerte” le dio paso a la expresión “Vida”.Inclusive, se trata de una manifestación hegemónica que también se manifiesta en el conglomerado de las autoridades gubernamentales.
 
Desde luego, ante la posibilidad de que el Presidente se ausente temporal o permanentemente, y que no pueda juramentarse el venidero 10-E, se ha creado en el seno del Gobierno lo que en Astronomía se conoce como un agujero negro: nada se sabe, a la vez que se entremezclan la incertidumbre y la sensación de que existe una paralización de la gestión administrativa casi total, especialmente en el orden económico. Y se dejan entrever pretensiones de sepultar la Constitución Nacional, mientras se apela al uso del miedo, del terror y de la amenaza, en procura de la aceptación colectiva por la fuerza, de una conducta antidemocrática en los comportamientos de los llamados a hacer lo contrario.
 
Por otra parte, siendo nombradas directamente las autoridades principales del Gobierno por el Presidente de la República, los funcionarios se estarán planteando las siguientes interrogantes ¿Seré ratificado? ¿Habrá nuevos nombramientos?. ¿Quién hará la ratificación, en caso de que se apruebe? En fin, se trata de interrogantes que pudieran estarse dando en cada uno de ellos, a la vez que emerge otra no menos importante inquietud:¿Están claras y auditables todas las cuentas? Y otra pudiera ser: ¿ante quién se rendirán las cuentas?.
 
Se trata, en definitiva, de preguntas que, entre otras tantas, están alimentando y fortaleciendo la incertidumbre en las autoridades de todos los organismos públicos, acompañadas de grandes inquietudes entre los integrantes de sus respectivas familias.
Pero este hecho político-administrativo no lo abarca todo. La situación general del país no es la mejor: la población está sometida a una gran inseguridad, al extremo de que sólo en el año 2012 fueron asesinadas más de VEINTE MIL ( 20.000) personas y, en términos aproximados, de cada 100 delitos cometidos, 95 quedan impunes.
 
Asimismo, la economía nacional está en una grave situación macroeconómica y microeconómica, y a punto de ser sometida a una severa como inevitable devaluación; la escasez campea en todos los renglones, sobresaliendo medicinas y alimentos. Buscar un medicamento es emprender una excursión de aventura con mucho riesgo de fracasar, mientras que los sistemas de salud y educación no están en su mejor momento. La vialidad y carreteras a nivel nacional están en el peor de los estados. La producción nacional está en momentos críticos, al extremo de que más del 70% de los productos que consumen los venezolanos, es importado. Venezuela vive una economía de puertos, y los importadores formales sobreviven entre una gran escasez de divisas y la abundancia de tipos de cambio en el ámbito informal. Los pronósticos de los economistas y de la academia no son alentadores. Para algunos de ellos, inclusive, de continuar la economía en este rumbo, a mediano plazo, el país se pudiera estar enfrentando a un gran colapso nacional.
 
Sin duda alguna, a  los venezolanos les llegó la hora de reflexionar, y de trabajar en un gran debate alrededor de los intereses nacionales como el único tema a considerar. Y eso implica: atacar drásticamente las causas de la gravísima amenaza permanente de inseguridad de bienes y personas; asumir seria y responsablemente la necesidad de rescatar y convertir en servicios eficientes los de la salud y la educación; activar todos los mecanismos de producción para garantizar una verdadera seguridad alimentaria, contando con todos los sectores; reactivar y rescatar la industria petrolera e incrementar su producción aceleradamente; renegociar la grotesca deuda nacional y extranjera; examinar los términos de cada uno de los compromisos, así como su legitimidad y legalidad; dejar de regalar petróleo o productos y dinero; cobrar las deudas externas pendientes.
En fin, trabajar animados y convencidos de la trascendencia de la consigna de Venezuela de, por y para los Venezolanos.
 
¿Cómo hacerlo?: erradicando las divisiones y los costosos antagonismos. Es imperativo decretar la amnistía, sin rencores bajo la manga; quien tenga deudas pendientes con la justicia, que las asuma y pague, pero con base en los postulados y procedimientos de un verdadero estado de derecho. Los hechos políticos deben ser debatidos y las discrepancias tienen que ser dirimidas al amparo de la razón.
Del debate de ideas y de opiniones bien argumentadas, siempre surgen las grandes soluciones. No más divisiones y odios entre los venezolanos.
Una Venezuela dividida en dos bandos, donde una de las dos mitades aglutina casi toda la clase media y profesional (que en todos los países del mundo libre y democrático representa el gran motor de desarrollo, generadores de la mayor cantidad de empresas y empleo) y la otra representando a gran parte de la clase trabajadora (que representa las grandes y necesarias manos motoras de la producción) tienen que unirse armoniosamente con miras al cumplimiento de una sola gran tarea: el rescate y la recuperación de su país.
 
Ninguna de las dos puede operar sin la otra; ambas son iguales de importantes y necesarias para llevar y situar esta gran Nación en el foro de los países desarrollados, lo cual sólo será posible, desde luego, a partir de una verdadera victoria ante las causas de la pobreza y la conquista real del derecho a disfrutar de una verdadera vida de calidad.
 
¿Y lo electoral, como eventualidad entre las alternativas constitucionales?. De producirse, debería darse después que se produzcan pasos concretos alrededor de una reconciliación base, sin que ello implique claudicaciones de principios de ninguna naturaleza. Urge un Acuerdo en relación con la conducción y desempeño de las Instituciones y la garantía de su autonomía de intereses partidistas o grupales. Sólo así ellas pudieran ser luego las garantes de una gestión justa y pulcra.
 
Y, desde luego, caso aparte representa el rol que le correspondería desempeñar a la Asamblea Nacional. Ella tiene que convertirse en un verdadero Foro parlamentario, y de apuntalamiento de cada decisión dirigida al fortalecimiento institucional venezolano. Porque hoy, ella, y solamente ella, genuina representante de la voluntad popular venezolana expuesta en comicios abiertos a la participación de todos, es la llamada a actuar en consecuencia, obedeciendo, sin embargo, a la necesidad de que reine un verdadero y auténtico sentimiento venezolanista en lo que hoy demanda el momento histórico que vive el país: luchar y a trabajar por él, convencidos todos de que se rinde un esfuerzo imprescindible e impostergable por el país más bello de la Tierra.


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