“Hagamos de Venezuela una potencia industrial”, escrito por Alejandro Peña Esclusa hace 13 años, en julio de 1998. Decidimos enviarlo en vista de la actual inestabilidad de los mercados bursátiles:
Aportado por:
Luis Rafael Monch Orta
Delegado de UnoAmerica, U.S.A.
Hasta hace treinta y cinco años, la emisión monetaria estaba estrechamente vinculada a la producción de bienes. La emisión de moneda tenía una contrapartida en la producción. Los resultados económicos y las ganancias de una empresa no se medían solamente en cifras financieras, sino en magnitudes físicas: toneladas de acero, cabezas de ganado, quintales de granos, etcétera.
Hasta hace treinta y cinco años, era común considerar que el bienestar de las naciones dependía de la realización de obras de infraestructura (vialidad, energía eléctrica, obras hidráulicas, etcétera); dependía de la mejora constante en las técnicas de producción.
Hoy ya no es así. Entre 1971 y 1975, se desacopló el sistema financiero y monetario mundial de la producción de riqueza física. Desde entonces ya no hay correlación entre la prosperidad financiera de una industria o de una nación, y la productividad física de esa industria o esa nación.
Enormes sectores de la población se desplazaron de la actividad productiva, hacia la actividad especulativa. Los empresarios de ayer, que tenían por meta crear grandes complejos industriales o agrícolas, generando empleo y desarrollo, fueron sustituidos por especuladores y apostadores, cuyo objetivo ha sido ganar grandes cantidades de dinero, en detrimento de la producción.
La producción mundial se ha venido encogiendo cada vez más, mientras que la emisión monetaria y financiera ha crecido en forma desproporcionada. Se ha generado una gigantesca burbuja de monedas, bonos, y papeles financieros, que no tiene contrapartida alguna en la economía real.
El mundo puede salir de esta crisis, siempre y cuando acepte la cruda realidad de la depresión económica en la que está sumergido. Los principales líderes mundiales deben decir públicamente la verdad y, seguidamente, convocar a un gran acuerdo internacional para crear un nuevo sistema financiero y monetario mundial. Mientras tanto, hay que llevar a cabo una reorganización de bancarrota con el sistema actual, del mismo modo que se hace con una empresa.
Seguidamente, debe iniciarse una rápida reactivación económica a través de la realización de grandes obras en cada rincón de la tierra, financiadas con crédito a largo plazo y bajo interés, proporcionado por el nuevo sistema financiero. Sería una especie de Plan Marshall, como el que se efectuó en Europa después de la Segunda Guerra Mundial, pero en escala mundial.
El objetivo debe ser retornar a una economía basada en la producción real de bienes tangibles como la que existía antes de los años sesenta.
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Comentario:
Los crasos errores de la prevalencia de los intereses excesivos sobre los valores y los principios del ser humano, han llevado al mundo por el camino de las cumbres borrascosas.
El movimiento económico mundial se ve hoy a la merced de equipos de rescate que hacen en la medida de su alcance, lo que pueden para salvar a los países de la debacle multiplicativa que esta las puertas de nuestra cotidianidad.
Tal es el hecho de la Eurozona, donde Alemania, ha tenido que hacer un esfuerzo quirúrgico para salvar la vida del Euro, y como si fuese poco vemos como a cada rato se tambalean las Grandes Potencias a las cuales hay que salvar con mayor rapidez para que el impacto en los países con menos recursos sea menos potente.
La macro – visión de los signos económicos es necesaria para poder entender las razones que llevaron al mundo casi a un precipicio en 1929, y que en una forma avasallante inundan al mundo de hoy, que se acerca a los 7 billones de habitantes en un plazo de mas o menos 70 dias.
Hoy existe hambre común en el mundo, pero hay un hambre mucho mayor y mas peligrosa, que es la de muchos que quieren ver la caída de lo que cáusticamente llaman el Imperio Yankee. Lo que no saben los que persiguen esta caída, es que el efecto multiplicativo que generara tal desastre de la Mega Potencia conocida como los Estados Unidos de Norte America será de repercusiones inimaginables.
Es la corrupción y el desmedido uso de la mezquindad y el oportunismo lo que tenemos que erradicar de la faz de la tierra y trabajar en pro de un mundo donde todos quepamos aunque tengamos diferencias.
Recursos sobran, manos que los administren correctamente escasean cada vez mas.
Queremos un mundo mejor y mas balanceado?
Luis R Monch O.
Delegado de UnoAmerica, USA.
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