ALEXIS ORTIZ
Cuando el gobierno de los Estados Unidos descubrió que la cónsul de
Venezuela en Miami, Livia Acosta Noguera, no era una diplomática sino una espía
combinada con la teocracia iraní, la expulsó del país. Ahí comenzó un nuevo
calvario para las comunidades venezolanas de Florida, Georgia, Carolina del
Norte y del Sur.
Chávez, asesorado por sus esbirros cubanos y propios, para replicar a
los norteamericanos, decidió cerrar el Consulado de Venezuela en Miami, o sea,
una medida que no le hace mella a los gringos pero castiga a los venezolanos,
porque ellos son los usuarios de los servicios consulares.
Con la excusa del cierre del Consulado, el gobierno de Chávez, con la
complicidad de las rectoras del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay
Lucena, Sandra Oblitas, Socorro Hernández y Tania D´Amelio Cardiet (hay que
nombrarlas porque algunos delitos jamás prescriben y hubo un hombre decente que
no se prestó para la maniobra: Vicente Díaz), impidieron que miles de
venezolanos se registraran para votar en las elecciones presidenciales del
venidero 7 de octubre.
A pesar del abuso, hay 23 mil venezolanos inscritos para votar en el sur
de EEUU. La Mesa de Unidad Democrática (MUD) y el Comando de Campaña de
Henrique Capriles Radonski de la zona, sostuvieron una intensa iniciativa de de
solicitud de apertura de un centro de
votación en Miami, para resguardar el derecho al sufragio de los venezolanos de
Florida, Georgia y las Carolinas.
El CNE, por orden de Hugo Chávez a través de su office boy el canciller Maduro, decidió, entre gallos y medianoche,
obligar a los venezolanos de estos estados a votar en Nueva Orleans. El
propósito de la enojosa decisión es complicar las cosas para desmoralizar a los
votantes. En verdad el chavismo está tan inseguro del resultado electoral, que
le tiene terror a los 23 mil votos de esta zona.
Nueva Orleans está a 14 horas de Miami (1387 kilómetros); 14 y media de
Raleigh; de Carolina del Norte; 11 de Clearwater-Tampa; 11 de Columbia,
Carolina del Sur; 10 de Orlando; 9 de Jacksonville; 7 de Atlanta…Es obvio
entonces, que contrario a lo que la Ley manda, el CNE lo que persigue es
dificultar y desestimular el voto de los ciudadanos.
Pero nadie se va a paralizar por este nuevo atropello de Chávez y su CNE
acobardado. Como bien lo dijo el presidente de la nueva Venezuela democrática,
Henrique Capriles Radonski: igual la
gente irá a votar. Ya comenzó la gran movilización para que todo el mundo
cumpla con su obligación de votar, en Miami, Nueva Orleans o donde sea, porque
todos saben que cualquier sacrificio vale la pena para ahorrarle al país la
tragedia de un nuevo gobierno de Hugo Chávez.
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