Siria:
¡Tá bueno mayoral¡
alexisortiz@elpolitico.com
Si a pesar del genocidio, la dictadura siria sobrevive, es por el apoyo de Rusia, China, Irán, Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua…
En una peripecia histórica de vicisitudes, desde antiguo lo que hoy es Siria vivió la dominación egipcia, asiria, babilónica, persa, griega-macedónica, romana, bizantina, sarracena, selyúcida, turco-otomana, inglesa, francesa y desde luego musulmana.
Para esa nación árabe del oriente medio, el abuso de los poderosos no es algo desconocido. De guerras y maltratos su pueblo tiene una experiencia terrible. Por eso la acción genocida de su actual presidente, Bashar al Assad es una recurrencia en la historia del país.
Para mantener su tiranía familiar de más de cuatro décadas, Assad ha desatado una carnicería en Siria. Abandonado hasta por su primer ministro, el déspota se hundió en una histeria represiva que ya alcanza a más de 20 mil asesinatos.
La dictadura militar y fanática socialista musulmana de Bashar al Assad, no tiene viabilidad ni futuro. El rechazo de su pueblo es multitudinario. La gente resiste, está dispuesta a morir acribillada por los tanques y aviones del déspota antes que darle más tiempo a la represión, el militarismo, la corrupción y el fanatismo religioso.
Si después de tanta muerte y tanta destrucción el régimen de Siria sobrevive en una agonía sangrienta, es por el apoyo económico, militar y político de otros gobiernos también impresentables. Los de Rusia, China, Irán, Cuba, Venezuela, Corea del Norte, Bolivia, Nicaragua, Sudán…
Llegó la hora de una reacción contundente del mundo democrático. Las condenas al perverso Assad y su gobierno no son suficientes. Mientras los libres vacilan, el pueblo sirio es asesinado en calles y casas sin compasión. Ya basta. Provoca decir como en la canción popular ¡tá bueno mayoral¡
¡Tá bueno mayoral¡
alexisortiz@elpolitico.com
Si a pesar del genocidio, la dictadura siria sobrevive, es por el apoyo de Rusia, China, Irán, Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua…
En una peripecia histórica de vicisitudes, desde antiguo lo que hoy es Siria vivió la dominación egipcia, asiria, babilónica, persa, griega-macedónica, romana, bizantina, sarracena, selyúcida, turco-otomana, inglesa, francesa y desde luego musulmana.
Para esa nación árabe del oriente medio, el abuso de los poderosos no es algo desconocido. De guerras y maltratos su pueblo tiene una experiencia terrible. Por eso la acción genocida de su actual presidente, Bashar al Assad es una recurrencia en la historia del país.
Para mantener su tiranía familiar de más de cuatro décadas, Assad ha desatado una carnicería en Siria. Abandonado hasta por su primer ministro, el déspota se hundió en una histeria represiva que ya alcanza a más de 20 mil asesinatos.
La dictadura militar y fanática socialista musulmana de Bashar al Assad, no tiene viabilidad ni futuro. El rechazo de su pueblo es multitudinario. La gente resiste, está dispuesta a morir acribillada por los tanques y aviones del déspota antes que darle más tiempo a la represión, el militarismo, la corrupción y el fanatismo religioso.
Si después de tanta muerte y tanta destrucción el régimen de Siria sobrevive en una agonía sangrienta, es por el apoyo económico, militar y político de otros gobiernos también impresentables. Los de Rusia, China, Irán, Cuba, Venezuela, Corea del Norte, Bolivia, Nicaragua, Sudán…
Llegó la hora de una reacción contundente del mundo democrático. Las condenas al perverso Assad y su gobierno no son suficientes. Mientras los libres vacilan, el pueblo sirio es asesinado en calles y casas sin compasión. Ya basta. Provoca decir como en la canción popular ¡tá bueno mayoral¡
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