Thursday, December 13, 2012

El paradigmático mexicano Márquez


alexisortiz@elpolitico.com

“Crecí en un barrio donde todos los días aparecía un cuate muerto”

En mi temprana adolescencia me entusiasmé con el boxeo. Y hasta me atreví a compartir golpes en el centro de un ring, junto a mi hermano Aquiles, mi amigo Antonio Zambrano (+) y otros muchachos plebeyos e irresponsables como nosotros.

En esos tiempos conocí personalmente a los peleadores más fascinantes  de la historia del pugilismo venezolano, el maracucho Ramoncito Arias, estilista de lujo, con una velocidad de manos y piernas vertiginosa; y el campeón mundial caraqueño Morocho Hernández, de técnica y pegadas fulminantes.

Pero el boxeo continental ha vivido acosado por el fantasma de la indisciplina de sus profesionales. La carrera de esos Arias y Hernández, del boricua Macho Camacho, del canaleño Mano e´Piedra Durán, el azteca Púas Olivares, el porteño Monzón, el ítalo neoyorquino La Motta y el costeño Pambelé, por mencionar pocos, se vio acortada por la inclinación a lo que el escritor Salvador Garmendia podría haber llamado la mala vida.

Por eso consideramos un modelo al fajador mexicano Juan Manuel Márquez, quien viene de arrasar de modo convincente al histórico filipino Manny Pacquiao. Márquez, llamado también dinamita, se encaramó desde la pobreza (“Crecí en un barrio donde todos los días aparecía un cuate muerto”) hasta la celebridad planetaria, gracias a su compromiso profesional.

Otro campeón mundial, su paisano mexicano, Edgar Sosa, lo reconoce cuando al referirse a su colega Márquez afirma: “Su vida ordenada es un ejemplo de lo que se puede lograr con una vida sin excesos y por ser un deportista dedicado a su trabajo”.

Juan Manuel Márquez es fiero en el cuadrilátero, a sus oponentes no les pide ni les da cuartel, pero es un esposo y padre de familia amoroso. Un hombre con interés en el cine, la TV, los negocios y lo más deslumbrante, también en la política y la literatura.

A los 39 años de su edad, con 55 victorias (40 KO), 1 empate, y 6 derrotas, puede retirarse glorioso, como un paradigma para los jóvenes del pueblo, que buscan en el deporte una oportunidad para escapar de la vida dura.    

    

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