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En la guerra entre Israel y Palestina no puede haber, ni habrá, ganadores, según el judío Arie Zahavi
Una de estas noches pre navideñas asistí con Teresa, mi mujer, a una cena del Comité Judío Americano (AJC por sus siglas en inglés), invitado por ese valioso activista que es el judío-argentino-norteamericano, Juan Dircie.
En ese grato encuentro escuchamos una intervención inolvidable, por original y valiente, de Arie Zahavi, consejero de la Presidencia de The Jerusalem Foundation, una entidad israelita de estudios y auspicio de la Democracia.
El señor Zahavi sostiene con enorme sabiduría, que en la guerra entre Israel y Palestina no puede haber, ni habrá, ganadores. Que las partes están obligadas a entenderse y buscar la paz. Que palestinos y judíos tienen la obligación de disminuir el protagonismo de los fanáticos de uno y otro bando.
La convivencia entre árabes y judíos dentro de la sociedad democrática de Israel, es el buen ejemplo a seguir según Arie Zahavi. El respeto mutuo, la tolerancia de las diferencias y la cooperación para el progreso recíproco, son el camino de la paz para que haya destino para todos.
Pero mientras escuchamos de israelitas estas voces de avanzada que alimentan nuestro optimismo con respecto al futuro del medio oriente, nos llegan a las manos, por un cable de la pro palestina agencia de noticias AFP, las intransigentes declaraciones del líder islamista vinculado a Hamas (gobernantes de Gaza), Jaled Mechaal:
“Palestina del mar (Mediterráneo) al río (Jordán), del norte al sur; es nuestra tierra y nuestra nación, por lo que no se puede ceder ni un ápice ni una parte…No podemos reconocer legitimidad a la ocupación de Palestina ni a Israel. Liberar a Palestina, toda Palestina, es un derecho, un deber y un objetivo…Somos una sola Autoridad y nuestra referencia es la Organización de Liberación de Palestina (OLP) con la que deseamos la unidad”.
Lo más triste es que el belicoso discurso del señor Mechaal está avalado por el mandatario de Hamas, Ismail Haniyeh y por el de la OLP Mahmoud Abbas, el heredero de Yaser Arafat. Eso abre un panorama calamitoso, para la Jerusalén del Cielo, la ciudad sagrada para judíos, árabes y cristianos.
En la guerra entre Israel y Palestina no puede haber, ni habrá, ganadores, según el judío Arie Zahavi
Una de estas noches pre navideñas asistí con Teresa, mi mujer, a una cena del Comité Judío Americano (AJC por sus siglas en inglés), invitado por ese valioso activista que es el judío-argentino-norteamericano, Juan Dircie.
En ese grato encuentro escuchamos una intervención inolvidable, por original y valiente, de Arie Zahavi, consejero de la Presidencia de The Jerusalem Foundation, una entidad israelita de estudios y auspicio de la Democracia.
El señor Zahavi sostiene con enorme sabiduría, que en la guerra entre Israel y Palestina no puede haber, ni habrá, ganadores. Que las partes están obligadas a entenderse y buscar la paz. Que palestinos y judíos tienen la obligación de disminuir el protagonismo de los fanáticos de uno y otro bando.
La convivencia entre árabes y judíos dentro de la sociedad democrática de Israel, es el buen ejemplo a seguir según Arie Zahavi. El respeto mutuo, la tolerancia de las diferencias y la cooperación para el progreso recíproco, son el camino de la paz para que haya destino para todos.
Pero mientras escuchamos de israelitas estas voces de avanzada que alimentan nuestro optimismo con respecto al futuro del medio oriente, nos llegan a las manos, por un cable de la pro palestina agencia de noticias AFP, las intransigentes declaraciones del líder islamista vinculado a Hamas (gobernantes de Gaza), Jaled Mechaal:
“Palestina del mar (Mediterráneo) al río (Jordán), del norte al sur; es nuestra tierra y nuestra nación, por lo que no se puede ceder ni un ápice ni una parte…No podemos reconocer legitimidad a la ocupación de Palestina ni a Israel. Liberar a Palestina, toda Palestina, es un derecho, un deber y un objetivo…Somos una sola Autoridad y nuestra referencia es la Organización de Liberación de Palestina (OLP) con la que deseamos la unidad”.
Lo más triste es que el belicoso discurso del señor Mechaal está avalado por el mandatario de Hamas, Ismail Haniyeh y por el de la OLP Mahmoud Abbas, el heredero de Yaser Arafat. Eso abre un panorama calamitoso, para la Jerusalén del Cielo, la ciudad sagrada para judíos, árabes y cristianos.
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