Monday, February 4, 2013

México y la cómica francesa



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Cuando hay fallas en el proceso debe ser favorecido el acusado, ese es el principio in dubio pro reo que el Tribunal aplicó correctamente

Cómo todas, la semana reciente fue muy noticiosa en México. Siguen los periódicos, alentados por el PRI y por el grupo de  Andrés Manuel López Obrador (AMLO), empeñados en desbaratar la imagen del ex presidente Felipe Calderón, aunque me luce obvio que el tiempo reivindicará al gobernante.

“Los policías de Ayutla temen por su vida todo el tiempo” y los ciudadanos de Guerrero, obstinados de la indefensión frente al narco, toman justicia por sus manos. Los medios de comunicación siguen enamorados del  nuevo mandatario Peña Nieto y, ¡oh sorpresa!, se conoció que, al igual que su denostado PRI, el santurrón izquierdista AMLO, también violó la ley gastando más dinero del permitido en la pasada campaña presidencial.

Pero la madre de todas las noticias fue la decisión del Tribunal Supremo de Justicia, que dejó en libertad a la presunta secuestradora francesa Florence Cassez. Al respecto nos dice en “El Universal” de México el columnista Alejandro Gertz Manero:

“Para la inmensa mayoría de los mexicanos Florence Cassez es culpable del delito de secuestro, independientemente de los abusos y montajes que se cometieron en su proceso. En cambio para la inmensa mayoría de los franceses ella es una víctima inocente que fue acusada y procesada en forma abusiva e injusta y por lo tanto merece su libertad y reivindicación personal”.

La verdad es que el Tribunal mexicano hizo bien en liberar a la veleidosa Cassez. El derecho a la defensa es sagrado. Cuando hay fallas en el proceso debe ser favorecido el acusado, ese es el principio latino  in dubio pro reo, que la Corte aplicó correctamente.

Pero la interpretación de los franceses fue tramposa, la Cassez no fue declarada inocente sino maltratada en su proceso judicial. Son dos cosas distintas que los medios de comunicación y los líderes galos, muy mañosamente, han trastocado para confundir a la opinión pública de Francia e irrespetar la dignidad mexicana, particularmente la de las víctimas de los secuestros.

Esa cómica de los medios de comunicación y los líderes franceses no nos sorprende. Se trata del compromiso con el show y el escándalo como máximo valor noticioso. Tanto los editores y periodistas, como los caudillos tipo Hollande y Zarkozy, son fanáticos de la política como espectáculo. Y la señorita Cassez les entregó uno bien ruidoso.

Entre los dirigentes europeos pululan los demagogos descontrolados como Hollande y Zapatero en la izquierda, o Zarkozy y Berlusconi en la derecha, pero menos mal que todavía se pueden encontrar estadistas de solera como Rajoy y la señora Merkel.   

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