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Desde 1948 el pequeño país es un modelo de Democracia Civil
Costa Rica optimista
En medio de su cuarto viaje a las Indias occidentales, en 1502, el Almirante de la Mar Océana, Cristóbal Colón, se topó con Costa Rica. Un lugar paradisíaco y volcánico, apretado entre el Caribe y el Pacífico, colindante con lo que ahora se llama Nicaragua y Panamá.
El nombre le viene por la riqueza en oro que el egregio Descubridor creyó encontrar en la nueva tierra, pero ahora la opulencia Costa Rica no se sostiene en el metal dorado, sino en los valores y virtudes de la nación y sus ciudadanos.
Con apenas un poco menos de 4 millones y medio de habitantes, y un poco más de 51 mil kilómetros cuadrados de superficie, la tica es una de las 22 democracias más antiguas del planeta. Esto tiene bastante que ver con que el visionario presidente Pepe Figueres, en 1948, logró que Costa Rica fuera la primera nación del mundo que eliminara la existencia del ejército.
Desde 1948 el pequeño país es un modelo de Democracia Civil, a la vanguardia de la humanidad en materia de conservación de la naturaleza, aprovechamiento racional del turismo ecológico y control de las emisiones contaminantes.
Reporteros sin Fronteras clasifica a Costa Rica como la nación con más amplia libertad de prensa en el concierto latinoamericano. Y el PNUD destaca el alto nivel de desarrollo humano de la población.
Con el anterior presidente Oscar Arias, premio Nóbel de la Paz, y la actual mandataria, Laura Chinchilla, Costa Rica sigue su ruta de progreso en democracia, con pluralismo ideológico, seguridad jurídica y ciudadana, garantías para el libre comercio, prioridad en la educación y respeto a los derechos humanos.
El país mantiene una baja tasa de inflación y una de crecimiento por encima del 4% anual. Y desde luego eso crea el escenario propicio para un incremento continuo de las inversiones extranjeras.
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