Ganar y perder
Luis Prieto Oliveira
Todo el que ha participado alguna vez en los llamados "juegos de suma cero" sabe que en esa clase de enfrentamientos lo que uno de los participantes gana es igual a lo que pierde el otro, por eso al sumar las pérdidas y ganancias el resultado siempre es cero, lo único que se ha logrado es la transferencia nominal de ubna suma de dinero de una mano a otra, pero no se ha creado nada nuevo.
La política, aunque algunos no lo acepten, podría asimilarse a un juego, pero no necesariamente es de suma cero, porque en ella, a diferencia del póker o la ruleta, muchas veces la política crea instituciones o destruye otras, de manera que cuando se suman los resultados no se obtiene cero, sino un número positivo o negativo.
En Venezuela, algunos parecen haber perdido, memoria, conciencia y principios en el malhadado día en el cual 26% de los venezolanos decidieron otorgar el triunfo electoral a un fracasado militar golpista, que ni siquiera había podido aprobar el obligatorio curso de estado mayor.
Pero si vemos fríamente las realidades venezolanas cuando han pasado 14 años, durante los cuales Venezuela ha recibido la más copiosa renta petrolera de su historia, que e4xcede al billón de dólares (un millón de millones) y contamos los activos nacionales que había en 1998 y los que hoy tenemos, así como los pasivos de entonces y ahora, a los efectos de realizar un balance que determine el valor de nuestro patrimonio nacional, encontraremos una destrucción masiva de los valores materiales, porque las inversiones realizadas, tanto en la creación de nuevas alternativas de producción como en el mantenimiento y mejoras de las existentes, no han sido suficientes para que se pueda decir que esos activos han manifestado un crecimiento coherente con el ingreso.
Activos físicos
El régimen imperante, en diversas ocasiones y con distintos motivos, ha insistido en que esos fondos del petróleo se han gastado en el mejoramiento de las condiciones de vida de los ciudadanos de menores recursos, sin embargo, los elementos esenciales de ese mejoramiento, por ejemplo, los servicios públicos esenciales, tales como agua potable y cloacas, electrificación, vialidad e instalaciones deportivas y recreativas, no muestran huellas de haber recibido ninguna inversión cuya cuantía pueda decirse que es razonable o acorde con el flujo de recursos manejados.
Si ampliamos el ámbito e incluimos educación y salud, la situación es más grave. No se ha construido un número de escuelas suficientes para atender el crecimiento natural de la población y los planteles construidos son de ínfima calidad y durabilidad. Los hospitales, centros de salud y medicaturas se encuentran en estado de casi total abandono físico, y la tan cacareada red de Barrio Adentro, hecha con apoyo logístico de los cubanos, se encuentra abandonada en más del 60%.
Las carreteras, autopistas, avenidas urbanas, puentes, puertos y otras obras de vialidad se encuentran en estado avanzado de abandono. En un informe del Colegio De Ingenieros se afirma que 80% de los puentes existentes en Venezuela, por falta de mantenimiento preventivo, corren peligro de derrumbarse. En materia de electricidad la debacle es aún más evidente, casi no hay un habitante del país que no haya sufrido apagones con duración superior a una hora, muchos de ellos con destrucción de los alimentos almacenados en refrigeradoras y congeladores y, frecuentemente, arruinan los aparatos electrodomésticos, tales como neveras, calentadores, aparatos de aire acondicionado y otros, con pérdidas cuantiosas para los usuarios.
La industria petrolera, que en los años 90 llegó a ser considerada como la más rentable y mejor organizada del mundo, con capacidad para competir con las gigantes internacionales, ha caído aceleradamente, pues las refinerías, antes orgullo nacional, ahora sufren accidentes destructivos con una pasmosa frecuencia, la producción petrolera ha caído en más de 30% y sólo en el renglón de las reservas se observan mejoras, pero una parte considerable de ellas se derivan del truco de aumentar, injustificadamente, el porcentaje de recuperación en la faja petrolífera del Orinoco, que ha llevado, sin una adecuada justificación técnica de 8 % a 20%, con lo cual se ha tratado de cumplir el mantra de que tenemos las más grandes reservas petroleras del mundo.
También en el negocio petrolero se ha permitido que ingresen, como socios, empresas estatales de países extranjeros, ante las cuales, en caso de diferencias, es casi imposible lograr que no invoquen criterios de soberanía y eludan cualquier confrontación judicial en tribunales nacionales. Muchas de esas empresas no tienen experticia, tradición o fondos suficientes para afrontar inversiones importantes y son una especie de tapadera para presentar una fachada "anti imperialista".
Las pérdidas materiales posiblemente superan al monto de lo recibido por la venta de petróleo, lo que indica que la aplicación del gasta público ha sido desviada hacia objetivos que se distancian de los de productividad, bienestar y buena distribución de los ingresos.
Ganancias no materiales
El régimen insiste en que ha mejorado la dieta media del venezolano mediante la creación de subsidios masivos al consumo de algunos bienes de la canasta básica alimentaria, pero situaciones como la que implicó pérdidas cercanas a las 200 mil toneladas de alimentos, podridos en los puertos por la ineficiencia del sistema de distribución y la aparición de volúmenes considerables de bienes importados para el consumo popular en mercados de Colombia, donde llegan como contrabando, protegido y promovido por las autoridades venezolanas, indican que en este renglón tampoco se han logrado metas adecuadas. Sin embargo, debemos reconocer que ha existido una preocupación por implementar redes autónomas de distribución de alimentos que, debido a la impericia o impudicia de los operadores, presentan graves defectos y fugas inexplicables.
Se habla profusamente de mejoras en la educación, pero ha aumentado el nivel de deserción, el rendimiento escolar y la calidad de la educación impartida. Además, el afán de educar desde una perspectiva política unilateral, lejos de mejorar el nivel educativo, ha destruido algunos de los avances más notables que el país había hecho en el medio siglo anterior. Las universidades creadas durante estos años han rebajado los requisitos académicos en un afán de inclusión que descuida los procesos naturales y necesarios de selección. Un ejemplo claro de esta tendencia es la graduación de miles de "médicos comunitarios", formados a la imagen y semejanza de los facultativos cubanos, importados para atender el programa de Barrio Adentro, que no cumplen con los requisitos mínimos de conocimientos y práctica para ser considerados como verdaderos médicos y se les quiere equiparar, desde el punto de vista de su colegiación y remuneración con médicos egresados de escuelas tradicionales, cuyas cualidades han sido probadas y comprobadas a lo largo de generaciones.
La nómina de empleados públicos se ha duplicado, al pasar del ya excesivo número de millón y medio a un poco más de tres millones, con una evidente caída de los márgenes de productividad y calidad del servicio prestado. A este factor hay que añadir una profunda fuga de cerebros, que incluye a centenares de miles de profesionales, gerentes y empresarios, cuya contribución a la producción nacional no ha podido ser compensada por el sistema de favoritismo político y corrupción generalizada, que se ha incrementado con la constante expropiación, confiscación y robo de empresas, fincas, viviendas y otros activos privados.
Parece que el único renglón en el cual pueden anotarse éxitos evidentes en el régimen es en la creación de una nueva burguesía socialista, enriquecida más allá de la imaginación. Ahora han centenares de figurones que cuentan con fortunas de cientos o miles de millones de dólares y fondos venezolanos en el exterior que suman más de 300 mil millones de dólares, mientras las reservas internacionales que deberían tener una cuantía similar, se mantienen en un nivel que no cubre ni tres meses de importaciones, requeridas por una economía postrada. No se requiere un título de contador público para darse cuenta de que en este largo juego que se fue a extrainning, los grandes perdedores han sido los venezolanos.
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