Egildo Lujan Nava
Director de FEDECAMARAS por el Sector Pecuario
Director de la Federación Nacional de Ganaderos
Formato del Futuro…
Cuando una empresa encuestadora invitó la pasada semana a un conversatorio público para difundir los resultados de su último trabajo de campo, basado en el comportamiento de las tendencias populares a favor –o en contra- de los dos competidores con mayores posibilidades de triunfo en las elecciones del 7 de 0ctubre por la presidencia de la República, ese mismo día, el país fue informado de la decisión de la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia de embargar a Globovisión, por no haber pagado la multa que le impuso Conatel, luego de difundir informaciones en junio del 2011 sobre la crisis penitenciaria de El Rodeo.
De esa manera, desde el ámbito dominado por quienes ya casi tienen tres lustros ejerciendo el poder en Venezuela, se dio inicio formal a la campaña electoral que, a partir de hoy, meterá al país, y con sus habitantes dentro, en el que, sin duda alguna, habrá de convertirse en el evento comicial de mayor importancia y relevancia en Latinoamérica durante el 2012.
Ni Paraguay con su circunstancia actual, o México, con sus elecciones presidenciales de este día, captarán las atención continental –y fuera de la región- de la manera como, desde ya, ha comenzado a demostrar cuáles serán los comportamientos del proceso motivacional de más de dieciocho millones de votantes, con su tradicional 30% de abstencionistas a cuesta, y comprometidos con la obligación política de participar, de votar, en respuesta sentida a la convicción de que su decisión estará haciendo historia.
Hasta ese momento, el 7-0, el país será un campo abierto para la confrontación de ideas. Pero también para que los convencidos de su responsabilidad participativa, indistintamente de sus inclinaciones personales por una determinada tendencia, se vean obligados a ser, quizás, los grandes financistas de la confrontación, con preocupación, incertidumbre, carencias y desasosiegos. Es decir, una vez más, la libertad de soñar en un futuro promisorio, y la esperanza de que, finalmente, los venezolanos harán lo necesario para reencontrarse con la convivencia en paz y en armonía, pudiera estar comprometida, ante la percepción de que existen factores apostando decididamente a favor de que tal entendimiento no se produzca.
Los venezolanos tienen hambre y sed de tranquilidad. Los venezolanos necesitan vivir –y convivir- en un ambiente ideal para desarrollar creatividad y producción, sin que esa razón espiritual tenga que pasar por el tamiz de la aprobación o desaprobación de compatriotas empeñados en arrear vecinos.
Los venezolanos requieren un liderazgo con visión clara y objetivamente definida, acerca de lo que realmente significa formar parte de un condominio de países en el que cada integrante está obligado a aportar prosperidad, bienestar, nunca pobreza, empobrecimiento y miseria extrema. Y ese liderazgo existe. Se ha manifestado. De la misma manera que ha hecho acto de presencia en varios países del Continente, en donde ha debido vencer lo peor de los escollos impuestos por quienes necesitan del poder para servirse, nunca para servir.
En Venezuela, hoy es impensable en que el nuevo liderazgo no estará obligado a vivir la misma experiencia de sus homólogos en el vecindario regional. Y eso se hizo sentir con la decisión contra Globovisión, porque, en el fondo, de lo que se trata es precisamente de anular la presencia, vigencia y permanencia de quienes, por ejemplo, no se atreverían a dar el paso de integrar a la Nación al Mercado del Sur (MERCOSUR), sin que se sepa a ciencia cierta cuál será el nuevo sacrificio que tendrá que pagar la economía venezolana por ese “codeo” geopolítico con Brasil, Argentina y Uruguay, porque lo más probable es que los potenciales beneficios no pasen de ser una melancólica caricatura como los acuerdos con el Gobierno de China. Lo del MERCOSUR tiene el mismo color, secretismo y contenido misterioso que ayer tuvieron la LOTT y el “paquetico” de últimas leyes aprobadas durante las postrimerías de la Ley Habilitante. ¿0dedeciendo a qué propósitos?
Por lo pronto, hay que mentalizarse con el hecho de que la atípica campaña electoral que ya comenzó a perfilar el contenido de su desarrollo, también tendrá sus repercusiones precisamente en el campo de lo económico. No sólo por las consecuencias internas que se darán por lo que ha estado sucediendo con la progresiva caída en los precios rectores del comercio petrolero mundial, y cuyo descenso equivale a poco más de veintiséis dólares por barril. Sino también por la obvia decisión gubernamental de congelar todas aquellas decisiones que, eventualmente, pudieran implicar efectos colectivos con costos políticos sensibles, con sus tres componentes más notables: modificaciones de precios, inflación y desabastecimiento.
¿Y podrán resistir las empresas sometidas a las rigideces de los controles de precios, como de cambio, a esta nueva espera forzosa impuesta por razones que, habiéndose previsto anticipadamente, ahora se les ubica como argumento con peso determinante para darle larga a las necesarias y urgentes respuestas gubernamentales?
Para quienes le han estado haciendo seguimiento a lo que ha sucedido durante los últimos meses con el desfile de barcos cargados de alimentos que siguen esperando muelle en Puerto Cabello y La Guaira, una acción administrativa de enfriamiento o congelación de decisiones que contengan –o detengan- dicha “invasión”, es viable. Porque siempre prevalecerá el propósito abastecedor, aun internacional, antes que el inflacionario.
Y, después de todo, ante cualquier rechazo, desacato o cuestionamiento del procedimiento, a quien más le interesa y conviene no tener que pagar costos políticos en plena campaña electoral, siempre tendrá al alcance de sus manos la posibilidad de reeditar lo que sucedió con el canal de televisión. Mejor dicho, seguir avanzado en la que ha sido una práctica durante los últimos años, cuando el ejercicio ciudadano del derecho constitucional de propiedad, sencillamente, siempre pudo ser sometido a la voluntad del “interés público” o de las “razones estratégicas”. 0 en el más útil de los argumentos: “impedir conductas y acciones desestabilizadoras”.
No comments:
Post a Comment