Tuesday, October 16, 2012

“A PONERSE LAS ALPARGATAS………”

“A PONERSE LAS ALPARGATAS………”

Por:   Salvador Romaní  Orùe

“Que lo que viene es joropo…….”,  así reza la letra del popular dicho llanero venezolano.
 
Y no es precisamente que los venezolanos bailarán  al  compás del cadencioso joropo después de las elecciones del 7 octubre donde, como  ya es costumbre,  el comandante golpista Hugo Chávez  volvió a coronarse campeón.   Triple campeón, sonaría mejor.
 
Esta elección habría que interpretarla como la mejor y más excelsa y refinada muestra de masoquismo suicida  que pueda  pueblo alguno exhibir.
El candidato de la unidad opositora aunque se llama  Henrique proclamaba que él  era David contra Goliat. Por la mitología ya sabemos lo que pasó  con la honda de David  y la increíble derrota de Goliat.
 
Pero con Chávez  “la vaina es diferente” como suelen decir los venezolanos.  El mitómano militarote   sigue siendo el más grotesco ejemplo de este nuevo reyecito criollo que de la corrupción y del  el abuso sin límites ha prostituido los procesos electorales de Venezuela, enterrando por supuesto,  todas las instituciones del Estado.  Ejerce con una impunidad canallesca el monopolio de la vulgaridad y la grosería contra sus oponentes de quienes hace escarnio,  burla y  victimiza con dicterios de todo tipo.
Veamos  cómo,  con una adjetivación de fétida cloaca albañal demolió a sus anteriores rivales  presidenciales y citamos por su orden al valenciano  Salas  Romer,  al renegado seminarista Arias Cárdenas, al popular maracucho Manuel Rosales y, finalmente,   al ingenuo caminante Henrique Capriles.  Contra  todos  ellos en diferentes contiendas electorales por la presidencia se dio  banquete con un festín  de insultos.  Recordemos: Frijolito, la Gallina, el Corrupto y el Majunche, fueron los más recordados epítetos que usó para ridiculizar a sus oponentes.
 
Capriles Radonski tiene sangre judía, su abuela sufrió como otros millones de hebreos el holocausto nazi, pero los hechos recientes conocidos por la forma en que desarrolló su campaña electoral demuestra que no tiene estirpe de judío,  un pueblo bravío que no ha probado el sabor amargo de la derrota, porque en ella  le va la supervivencia.
 
Si hubiese actuado con el brío y el látigo judío habría vencido al adversario tramposo, pero prefirió competir como un candidato decente y educado frente a un avispado mafioso  en el camino de proclamarse comunista.
Un solo ejemplo  y, ya para terminar, recordemos la hazaña cruel y despiadada  con que Chávez lo  crucificó con un maratón de insultos y falsedades, pero – increíble y absurdo – jamás el nieto de la abnegada abuela judía se defendió,  ni le ripostó  como merecía al golpista coronel,  porque tan solo con decirle a Chávez que era un criadito de Fidel Castro y recordarle  lo que la tiranía isleña de la monarquía castrista ha significado en la destrucción institucional democrática de Venezuela. Nunca  Capriles denunció el artero maridaje político de Chávez con los Castro, evitaba mencionar a Cuba como tenía que hacerlo: que es la más  brutal tiranía que haya conocido este Continente.
 
Sus asesores, la nueva efebocracia  política junto a Capirles,  olvidaron (¿)  recordarles que el 85% de los venezolanos  vienen desde hace  año  rechazando  al castrismo como modelo socio-político de redención popular.
Llegará el día, que no tardará, en que sepamos a cabalidad que pasó realmente en Venezuela con  la   candidatura del joven caminante que, entre otros deslices, había comenzado a designar ministros  y a viajar como virtual  Presidente electo antes de ser contados los votos.

Pero el colmo de la  estulpicie  y la ofensa a la inteligencia del venezolano fue su enfática afirmación de que no hubo fraude en las elecciones.
Habría que preguntarse por qué Capriles no denunció ante el mundo cuando frente a él estaban todos los medios de comunicación del universo el día de la derrota: que Chávez utilizó todo el poderío económico del estado venezolano como su fiel jefe de campaña electoral. Jamás podrá cuantificarse el  volumen  de los recursos del estado a favor del golpista reelecto.

Llueve en Venezuela ¿escampará? Chi lo sa.
La hecatombe política ocurrida en Venezuela significa,  primero,  la vía rápida al totalitarismo  sepultando por supuesto el régimen de propiedad, la empresa privada y los pocos medios de comunicación independientes que aun sobreviven;  después el fortalecimiento criminal de la izquierda populista  y demagógica  del continente y automáticamente el apuntalamiento de la tiranía castrista y, para aquellos que como yo vivimos por casi 50 años en la patria de Bolívar luchando contra el castrismo y Chávez,  simplemente no hay regreso, el almanaque no perdona ni se estira.
Hoy frente a los hechos la reacción política de la oposición no puede ser más pobretona, infeliz,  quimérica  y  desalentadora  al limitarse  al proclamar y celebrar  lo que ellos consideran  el éxito de los casi seis millones y medio de votos  obtenidos.
 
Hay una regla no escrita en la política: El político tiene que tener guarapo y guáramo en la sangre y buena dosis de testosterona  …………… ya saben dónde.





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