Saturday, April 7, 2012

Hace diez años sonó, el Pito de la Infamia.

Horacio Medina


Cualquier destino, por largo y complicado que sea,
consta en realidad de un solo momento: el momento
en el que el hombre sabe para siempre quién es.
Jorge Luis Borges


En algún momento, hace años atrás, leímos que en la tarde del 7 de diciembre de 1941, el presidente Roosevelt recibió la llamada del Secretario de Guerra de los Estados Unidos comunicándole el ataque a Pearl Harbor. El 8 de diciembre a mediodía, Roosevelt se dirigió al Congreso y a la Nación, por radio y solicitó la declaración de guerra. En esa alocución, acuño la famosa frase: "a date which will live in infamy", "una fecha que vivirá en la infamia" o, el día de la infamia
.
El domingo 7 de abril de 2002, Hugo Chávez en su programa “Aló Presidente”, y en cadena de radio y televisión, sopló un pito, para anunciar los despidos de siete trabajadores de Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), en lo que representó, la declaración pública de la “batalla por la toma de la empresa”, bastión imprescindible que debía tener bajo su mando y control total, para mantenerse en el poder. Si aquel 7 de diciembre de 1941 es conocido como el día de la infamia, el 07 de abril 2002, lo podemos recordar como el día del pito de la infamia. Ese día será inolvidable, para quien suscribe, para los otros seis compañeros que fueron igualmente despedidos, en ese acto público infamante y para muchos venezolanos que fueron testigos de esa escena denigrante y que luego se volcaron a las calles en los días subsiguientes. La frase que acompaño al pito: “Señor Horacio Medina, muchas gracias por sus servicios,

Pa’fueraa !!!”, quedó allí y a partir de ese momento tome plena conciencia de cual seria mi rol y mi compromiso, hasta que fuese necesario luchar.
Es explicable y, por demás, plenamente justificable que en general, el día del recuerdo corresponda al 11 de abril de 2002. Sin embargo, así como los “chavistas” han acuñado la frase que todo 11 de abril tiene su 13 de abril, nosotros siempre recordamos que antes del 13 y el 11 de abril, existió el 7 de abril, momento cumbre que terminó de radicalizar un conflicto que se libraba en defensa de PDVSA y de los principios y valores. Fue en la Quinta La Esmeralda cuando una Asamblea de trabajadores de PDVSA tomó la decisión de anunciar un PARO PETROLERO, así con mayúsculas porque ese paro fue decidido por nosotros. Otro momento inolvidable, ya que nos correspondió el privilegio de leer el comunicado, al final de la tarde, a todos los medios de comunicación y la opinión publica.

A partir de allí, se desencadenaron y precipitaron los acontecimientos, la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y FEDECAMARAS, anunciaron su respaldo y convocaron a una huelga general. Las concentraciones y reuniones se multiplicaron y se convocó a una concentración masiva para el 11 de abril de 2002 en la denominada plaza de la “Meritocracia” en Chuao. Lo sucedido ese día y en los días subsiguientes, será asunto de una nota mucho más extensa y es que  todavía, es una asignatura pendiente. La memoria de las personas que fueron victimas mortales de la emboscada y sus familiares, los heridos de bala, los marcados por siempre en estos sucesos, los presos y perseguidos, continúan esperando que suba el telón y la verdad quede al descubierto.

Una década después, no retumba en nosotros el pito de la infamia. Por lo contrario, escuchamos trompetas de libertad, acordes de democracia, himnos de amistad que presagian un gran concierto esperanza y de futuro.
El pito y su soplador, quedaran siempre en el recuerdo, sin permitir que el odio ni el resentimiento, se apropien de nosotros, ese recuerdo solo deberá estar presente para que esto sea un hecho irrepetible, nunca jamás debemos permitir que algo semejante suceda. La justicia del hombre y la justicia divina impartirán los castigos a que haya lugar.

Nosotros, debemos ocuparnos hoy en escribir las partituras que a partir del 7 de octubre de 2012, serán interpretadas por millones de ciudadanos, en un gran concierto de libertad y democracia que cada día en adelante, deberemos interpretar.

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